A Salvador de Aza In Memoriam

El fallecimiento del Prof. Dr. Salvador de Aza el pasado 13 de abril a la edad de 77 años, nos llega en el momento del cierre de la edición del Boletín, del que fue Editor en su calidad de Secretario General de la SECV entre 1973-1977; un hito más de su dilatada carrera profesional que, se iniciaría en 1958 en Barcelona, al finalizar sus estudios de CC. Químicas, y comenzar a trabajar en la compañía de Refractarios Churruca, para cuatro años mas tarde dedicarse a su verdadera ilusión, la investigación científica, que se desarrolló íntegramente en el Instituto de Cerámica y Vidrio (ICV) del CSIC, a donde llegó en 1962 y que no abandonaría hasta su fallecimiento, excepto en su etapa de Vicepresidente del CSIC entre 1991 y 1996.
Pero antes de repasar brevemente su dilatada y fructífera carrera, no podemos sino reconocer que para todos  sus amigos y compañeros del Instituto y de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, su fallecimiento ha supuesto un mazazo que rompe la imagen de su continuada presencia en nuestra vida personal y profesional desde que hace casi cincuenta años se incorporará al ICV.
Su generosidad intelectual, su inteligencia y capacidad de trabajo han sido una constante con la que contábamos, sabiendo siempre que íbamos a encontrar, frente a cualquier iniciativa profesional o personal, su respuesta generosa para compartir, animar e impulsar conocimientos y experiencias. Era, aunque no le gustase reconocerlo, el hombre de referencia del ICV, pero también mucho más, el hombre clave para entender el avance del conocimiento científico y técnico, no sólo en el campo de los materiales refractarios, su pasión, sino de la cerámica en general; su influencia no se redujo al ámbito nacional sino que dejó una gran impronta en Latinoamérica, Europa, con una presencia igualmente señalada en EE. UU. y China.
La marcha de Salvador supone la pérdida de una persona que tuvo claro desde los inicios de su carrera profesional y personal, la pasión por el conocimiento unida a una clara visión del mundo en un sentido abierto, conectando con la realidad industrial y social desde el rigor de la actividad científica.
Su  recorrido personal  marcó esta amplia visión del mundo, de raíces asturianas y castellanas, nació en Madrid, pero la vida familiar lo llevó a recorrer Huelva, donde encontró a su esposa, Anita, después  Sevilla y finalmente Barcelona, donde terminaría sus estudios de CC. Químicas. El flechazo por la investigación le llegó pronto, tras su asistencia en Madrid en 1961 a los cursos que organizaba un entonces recién fundado Instituto de Cerámica y Vidrio. Dejó atrás su etapa industrial y bajo la dirección del Prof. D. Álvarez-Estrada, realizó la primera tesis doctoral sobre materiales refractarios elaborada en nuestro país:“ Refractarios Básicos Aglomerados Químicamente en Frio” Premio Nacional Juan de la Cierva de Investigación Científico-Técnica en  1965; el mismo premio que años atrás había recibido Álvarez-Estrada por su trabajo sobre “Talcos para aplicaciones dieléctricas”. Esta reiteración es muy significativa de la visión que heredó Salvador y que nos transmitió a todos los que colaboramos con él: enlazar el trabajo científico con la demanda industrial, pero manteniendo siempre un desarrollo científico básico, su “zurrón de conocimientos”, que no agotase la capacidad de elevar el nivel tecnológico de  la industria.
La segunda clave en la formación de su  personalidad  estuvo determinada por su estancia de dos años en Inglaterra, entre 1969-71, con una beca de la Royal Society, para trabajar con el  Prof.  James White del Department of Ceramics with Refractories Technology de la Universidad de Sheffield (UK), White le transmitió no sólo sus grandes conocimientos, su profunda y cálida personalidad, sino también el instrumento sobre el que Salvador ordenaría su enfoque del estudio de los materiales cerámicos, el estudio teórico y experimental de diagramas de equilibrio de fases, y su aplicación al diseño  de materiales con comportamiento controlado para diferentes aplicaciones. Tras su vuelta a España, Salvador se reincorpora al ICV y pone en marcha el grupo de Diagramas-Refractarios. Su aportación, unida a los estudios de A. García-Verduch y D. Álvarez-Estrada sobre química del estado sólido, sentarían las bases del estudio científico de los materiales cerámicos superando el empirismo previo. A través de la aplicación inteligente de los diagramas era posible prever las fases en equilibrio a cada temperatura, los  caminos de fusión y conocer asimismo los efectos de las impurezas de las  materias primas  sobre el comportamiento de los materiales refractarios a alta temperatura, los condicionamientos en el proceso de producción y analizar los problemas de estabilidad y corrosión ante los agentes agresivos escorias, gases etc. presentes en los procesos industriales. Con su grupo realizó una serie de tesis doctorales que permitieron establecer notables  aportaciones sobre materiales de alto contenido en alúmina, magnesita, cementos refractarios, refractarios electrofundidos, bauxitas etc. Sus contactos con el Prof. R. Moore Univ. Missouri Rolla, fueron claves para ampliar el trabajo de los materiales refractarios al de sus propiedades mecánicas, que luego desarrollaría C. Baudin. Mas tarde su aplicación se trasladaría al campo de la cerámica avanzada, con sus estudios sobre materiales de mullita-circona y su aportación a la sinterización reactiva en colaboración con el Prof. M. Anseau (CRBIC, Bélgica), líneas a las que se incorporó S. Moya. Sus contactos con la Universidad de Berkeley a través del  Prof. Pask  y G. Thomas fueron claves en este sentido, así como las que inició con el Prof. Fantozzi (INSA, Lyon). Salvador de Aza daría continuidad y profundidad a esa línea, aplicándola posteriormente a dos tipos de estudios, la arqueometría de porcelanas, tema que desarrolló en el equipo formado  por C. Pascual, P. Recio, R. Martinez, E. Criado y F. J.Valle del ICV y C. Mañueco del Museo Nacional de Arqueología y su más reciente y relevante aportación a los materiales cerámicos de aplicación biomédica. En colaboración con P. De Aza y F. Guitian (U. De Santiago) fue el primero en predecir y obtener un material cristalino carente de fósforo bioactivo, diseñó y preparó la primera biocerámica tridimensionalmente bioactiva cuando solo se conocían materiales superficialmente bioactivos. Finalmente, demostró que la microestructura es capaz de determinar la bioactividad in vitro y en última instancia el comportamiento biológico de los materiales cerámicos,  tema en que resultó clave su colaboración con M. Anseau y  Z.B. Luklinska del Queen Mary University of London. En la consolidación de este nuevo campo la participación de Raúl García Carrodaguas ha sido fundamental.
 La labor formadora de Salvador no se limitó  a la de sus colaboradores iniciales, P. Pena, A. Caballero, E. Criado, R. Martinez, M. A. Rodríguez, R. Torrecillas, etc, o a la de sus dos hijos que han seguido sus pasos profesionales, Piedad en la U. Miguel Hernández de Elche y Antonio en el propio ICV. Su gran vocación y dotes pedagógicas le hicieron desarrollar una continuada labor docente, no sólo en los cursos impartidos en el propio ICV sino los que desarrolló en Latinoamérica a través de la Asociación Latinoamericana de Refractarios, en México, Chile, Argentina, China etc. Pero donde más le recordaremos será en los cursos organizados, en colaboración con su inseparable amigo Juan Espinosa De Los Monteros, a través de la AECI en Perlora y Pazo de Mariñan y los impartidos a demanda de la Asociación Española de Fabricantes de Refractarios o bajo contrato con numerosas empresas e instituciones. Fue asimismo profesor en las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid, así como de la de Santiago de Compostela. Sin caer en el tópico puede decirse que la industria española y latinoamericana de materiales refractarios no sería lo mismo sin las enseñanzas de Salvador.
En el campo de la gestión su labor ha sido igualmente muy relevante, elegido Jefe del Dpto. de Cerámica del ICV con el reglamento democrático de1 CSIC, sucedió, igualmente por elección al Prof. D. Álvarez-Estrada como director del ICV, cargo que desempeñó entre 1983 y 1991, años en que se consolidó el papel del centro como referente nacional e internacional. Contribuyó a la formación y consolidación de los nuevos centros relacionados con la cerámica que se fueron creando por el país, el Instituto de Tecnología Cerámica de la U. Jaume I, de cuyo consejo Rector formó parte, el Instituto de Cerámica de la U. de Santiago, o el Instituto de Tecnología de Materiales de Asturias. Su labor en Europa, fue reconocida en 1993 por la European Ceramic Society, que le concedió su máxima distinción científica, el premio Stuijts. Su labor al frente del ICV,  su  profundo conocimiento de los materiales y la diversidad de campo de aplicación de los materiales refractarios, le llevó a adquirir una gran experiencia sobre el conjunto de la industria española, elementos que sin duda influyeron en su nombramiento como Vicepresidente de Ciencia y Tecnología del CSIC, cargó que ocupó entre 1991y 1996; su dedicación contribuyó sin duda a asentar el prestigio y visibilidad de la Institución a quien dedicó toda su vida profesional. Desde la vicepresidencia, respaldó los esfuerzos que desarrolló su gran amigo José Mª. Serratosa tendentes a la consolidación del Área de Ciencia y Tecnología de Materiales,  impulsando la creación de nuevos centros y muy en particular el ICM de Madrid.
Al finalizar su mandato, Salvador volvió a su puesto de trabajo donde como Profesor de Investigación y, alejado voluntariamente de  cargos de gestión, siguió desarrollando una muy intensa labor investigadora, docente y de apoyo  al sector industrial. Al cumplir en 2003, los setenta años, continuó sus tareas profesionales ahora como Profesor Emérito, sin que decayese nunca su capacidad de trabajo y su curiosidad intelectual, así, trabajando, le sorprendió una maldita neumonía que le alejó definitivamente de nosotros. Por resumir de una manera más ortodoxa su vida profesional, basta recordar que Salvador de Aza publicó más de 250 trabajos científicos, es autor de 6 monografías y 5 patentes. En la Base de datos SCI, a partir de 1996 se recogen 51 trabajos con un factor h de 14, en la base Scopus en el mismo periodo se incluyen 92 trabajos con un factor h 22. Dirigió más de 15 tesis doctorales y fue conferenciante invitado en decenas de congresos nacionales e internacionales. Su influencia fue decisiva en la construcción de la nueva sede del ICV en el campus del CSIC de Cantoblanco.
Cuesta trabajo cerrar estas líneas, que tendrán continuidad en el homenaje que le dedicaremos en un próximo Boletín con colaboraciones de muchos de sus colaboradores y amigos, pero no podemos dejar de destacar como, su clara personalidad, prestigio e independencia de criterio le llevaron a ocupar un puesto como Vocal de la Comisión de Ética del CSIC.
Desde la SECV no podemos sino lamentar la ausencia de un hombre que comprendió la importancia del mundo asociativo e impulsó su actividad en los distintos cargos que ocupó. Secretario de la Sección de Refractarios entre 1969-1973 y Secretario General entre 1973-1977, en 1985 su labor sería reconocida siendo nombrado Socio de Honor. Pero mas allá de sus responsabilidades, estuvo su continua presencia en todos los Congresos Nacionales y en las Jornadas Técnicas, que organiza la sección de Refractarios, en ellas lo  importante, no eran sólo sus espléndidas conferencias plenarias o sus comunicaciones, sino su calidad humana, su capacidad de compartir ilusiones y trabajo y el placer de la conversación sobre la sociedad compleja, dura, pero apasionante en que nos ha tocado vivir.
 A su esposa Anita, sus hijos Piedad y Antonio y sus tres nietos les manifestamos desde aquí nuestro lamento y la confianza en que el ejemplo profesional y personal de Salvador nos permitirá superar estos duros momentos.

Junta de Gobierno de la SECV.